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<«<Las constantes ternuras del céfiro son para esas mujeres; y si algo acaricia con amor, es, sin duda, los rizos perfumados que rodean sus bellas facciones.>> Si Stahl hubiera visto á la señora Gorriti y si hubiera leido sus obras, habria esclamado: He ahí una de las mujeres de que hablo !

Belleza de cuerpo, nobleza de sentimientos, elevacion de ideas, bondad de corazon, prendas del alma, gracia en el decir y talento para contar; eso, mas que eso-las decepciones y las lágrimas, forman la auréola que brilla sobre la inspirada frente de esta literata americana.

No pulsa la lira, pero tiene inmensos tesoros de poesía en el alma. No ha cultivado el arte del ritmo de la ritma; pero en su sencilla y sentimental prosa nos revela las armonías de su corazon; armonías elegiacas, si se quiere.

y

Que la hermosa escritora ha sufrido, no hay quien lo ignore en las orillas del Plata ni en las riberas del Pacífico. Pero ella misma nos lo dice en uno de sus mas bellos escritos. La autora de la poética y enternecedora biografia de Güemes se espresa así, al empezar esa obra:

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«¡Ah! yo tambien, sombra viviente entre esas varias sombras, yo tambien voy allí con el recuerdo á reconstruir mi vida despedazada por tantos dolores, y extraer del delicioso oasis de la infancia algunos rayos de luz, algunas flores para esmaltar y perfumar mi camino. ¡Ah! ¡ cuantas veces, huyendo del desolado presente, he tenido necesidad de refugiarme, como á mi único asilo, en las sombras del pasado, y evocar las nobles acciones de los muertos para olvidar las infamias

de los vivos; asirme à la memoria de las virtudes de aquellos, para olvidar que la Providencia ha permitido los crímenes de estos; colocar en la misma balanza la deslealtad, la perfidia, la cobardia y la impiedad con que los unos han escandalizado y contristado mi juventud, y la lealtad, la fé, el heroismo y la piedad con que los otros ungieron mi infancia-para poder decir-Dios es justo !>>

¡Cuanto dolor y cuanta amargura no revelan esas líneas trazadas con tan valiente pluma, y esas ideas espresadas con tan triste y noble lenguaje!

Si, como se ha dicho, todo dolor tiene su culto, tributemos el nuestro al inmenso dolor que ha desgarrado aquel corazon, y no descorramos, profanos, el velo que encubre los secretos de aquella alma tan noble....

La señora doña Juana Manuela de Gorriti nació en la provincia de Salta, república Argentina, en junio de 1819. Su padre fué un hombre de letras, abogado, administrador y guerrero. Fué intimo amigo y compañero de Güemes; y esto solo haria su elojio. Como aquel, sino murió bajo las balas de los traidores, fué inmolado por el puñal de la ingratitud y de la calumnia. Por servir á su patria fué perseguido y murió lejos de su hogar llevando hasta el último dia de su vida el traje del proscrito.

La jóven dama de quien venimos ocupándonos, tuvo que emigrar con su padre cuando apenas contaba doce años de edad. La familia proscrita se asiló en Bolivia.

En aquella república existia un hombre de triste celebridad en América, á quien se conoce bajo el nom bre de Isidoro Belzú. Y fué á ese hombre á quien tocó

IV.

la alta dicha de ser el esposo de tan cumplida mujer. Cierto escritor, al hablar de madama de Girardin ha dicho:

<«<Su único defecto es su esposo. Esta frase es injusta al referirse á un hombre tan eminente (y adviértase que mas de una vez hemos combatido las ideas del redactor de la Presse) como M. de Girardin;-pero aquella frase parece espresamente preparada cuando se habla de la señora de Gorriti y de Belzú.

Echemos en olvido los episodios de la vida de la ilustre argentina, pues no nos creémos autorizados para describirlos.

En 1845, los literatos de Lima, como todos los de la América latina, leian con encanto una novela de alto mérito, titulada la Quena. Su autora era la señora de Gorriti. La prensa colmó de merecidas alabanzas á tan notable escritora. Luego dió á luz el Guante negro. En el Iris, periódico literario de Lima, publicó algunos frag mentos del diario que lleva por título Album de un peregrino, y otra novela la Hija del Masorquero.

En 1858, las columnas del Liberal se engalanaron con una obra de mucho interés, redactada por la experta pluma de la literata argentina: ese libro tenia el título de un drama en el Adriático; y á este siguieron otros no menos importantes: el Lecho nupcial, La Duquesa.

La Revista de Lima tuvo la fortuna de contar entre sus colaboradores, desde 1860, á la señora de Gorriti, quien ha publicado en esas pájinas el Ramillete de la velada, el Lucero del manantial, Gubi-Amaya-Memorias de un bandido, Si haces mal no esperes bien, el Angel caido.

En la Revista del Paraná de 1861, hemos leido la bellisima biografia de Güemes, que hasta cierto punto

recuerda algunos de los escritos de Pelletan, sin que por esto pierda nada de su originalidad. Creénios que tambien fué en esa Revista donde se publicó la novela de tan brillante escritora, la Duquesa de Alba.

Se nos ha asegurado que la señora de Gorriti se prepara á publicar dos nuevas obras: el Pozo del Yokú y la Novia del muerto.

Sin galanteria, sin ceder á la simpatía natural que nos inspiran los literatos americanos, cualquiera que sea la bandera política que sigan, declaramos que hemos leido con deleite todas las obras de la fecunda escritora de Salta, que desde 1845 puebla con sus armonías las encantadoras orillas del Rimac.

La señora doña Juana Manuela Gorriti no pertenece como Jorge Sand á una escuela filosófica, ni como este tiene los refinamientos del arte y del estilo; pero en cambio posee el sentimiento de lo bello y de lo bueno que distinguió á la autora de Margarita ó los dos amores, la malograda Sofía Gay, Madama de Girardin. Sin la correccion de lenguaje de Fernan Caballero, tiene como esta afamada escritora española, el amor á la verdad, á la sencillez, y sin ser realista describe fielmente la naturaleza, animándola con los tintes de lo ideal. La escritora no olvida á la mujer; la literata recuerda siempre que es cristiana; y por eso sus novelas y sus crónicas son recreativas, morales, y pueden sin recelo ponerse en manos de las virjenes y entrar por la puerta principal en el hogar de la familia que mas dada sea á la práctica de la virtud.

Lejos está la literata argentina de poseer las facultades de la autora de Indiana y Valentina; pero lejos está la escritora francesa de poseer la noble sencillez y el espíritu moralizador de la autora del Lucero del manan

tial. Aquella se presta mucho á la discusion, y conmueve todas las pasiones; esta arrulla dulcemente el alma y hace pasar las horas en grata paz.

La literata francesa ha perdido su sexo, como dice M. de Lamartine, en las luchas filosóficas y políticas. La literata argentina se ha mostrado mujer por el corazon y por el lenguaje, por la sencillez y la moralidad.

La novela, despues de la forma dramática, ha dicho Planche, es la forma mas popular del pensamiento; pero si puede sanar muchas heridas, puede tambien abrir otras que son incurables. Esto lo ha comprendido por intuicion la señora de Gorriti, y por ello trata de armonizar la pureza de la forma con la elevacion de los sentimientos. En muchas de las novelas de la literata argentina hay ausencia de episodios, los caracteres estan apenas delineados, las descripciones dejan que desear; pero en cambio hay rapidez en la accion, altura en los pensa mientos, dignidad en la espresion, moralidad en el fin que se propone: y si las descripciones son cortas, las que presenta son exactas y revelan lo que hoy se llama el sentimiento estético y el color local.

El Lucero del Manantial, episodio de la dictadura de don Juan Manuel Rosas, es una deliciosa produccion, que en estrechas dimensiones contiene todos los elementos de una novela, y que recuerda las leyendas y baladas de la severa y melancólica Escocia.

«En los últimos confines del Sur, cerca de la frontera que separa á los salvajes de las poblaciones cristianas, se hallaba un fuerte medio arruinado, que lo guardaba un destacamento de las fuerzas veteranas de la república. El comandante tenia una hija que era un ángel.

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