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PRIMERA PARTE,

MANIFIESTO HISTÓRICO DE LO QUE HAN TRABAJADO LOS MISIONEROS DE TARIJA ASÍ ENTRE LOS FIELES COMO ENTRE LOS INFIELES DESDE EL AÑO DE 1775 HASTA ÉL DE 1810, ESCRITO POR EL P. FR. ANTONIO COMAJUNCOSA 1.

· I.

Trabajos que han suportado nuestros misioneros entre los fieles.

J

AMAS nuestros misioneros han olvidado, que el blanco, á que deben dirigir sus ordinarias tareas, es el ganar almas para Dios, arrancar con solicitud é industria las plantas adulterinas del campo del gran Padre de familia, sembrar las virtudes en la mies del Señor, estirpar de raiz los vicios, reducir el linaje humano á las sendas del conocimiento y de la salvacion, y hacer el oficio de los santos Apóstoles, que ya no existen en este mundo; y por lo mismo se emplearon á trabajar en este ministerio así entre los fieles, como entre los infieles.

1 V. Apéndice 1.

Misiones que hicieron entre los fieles.

¿Que tiempo, ó que lugar ha habido, en que estos operarios de la hacienda del Señor no hayan sembrado la semilla de la divina palabra? ¿Que tierra hay en todo este contorno, y en distancia de ciento, doscientas y trecientas leguas, que no la hayan regado con saludables doctrinas, y fomentado con la continua memoria de las verdades mas importantes de nuestra religion? Puede ser que alguna vez hayan sido acusados de inútiles y sin provecho: pero algun dia clamarán las paredes de innumerables templos de todo este distrito, y hasta los maderos de sus edificios publicarán los sudores, los trabajos, las vigilias y el empeño, fervor y espíritu, con que ejercieron sus misiones, no solo en este corto partido de Tarija, ni en solo el arzobispado de Chárcas, sino tambien en los obispados confinantes, en las provincias remotas, y en ambos vireinatos. Y para que se conozca que no es ponderacion lo que insinuamos, en un solo golpe de vista haremos patentes las misiones, que ejercieron en los pueblos de dichos distritos, desde sus principios hasta ahora.

Pasó este Convento á ser Colegio de Propaganda Fide el dia 14 de Octubre de 1755: pues, en el año inmediato de cincuenta y seis ya hicieron mision en el partido del Bermejo sito en el estremo de este valle; y por ser muchísima la gente que vive en aquellos pagos dispersos, repitieron la mision en los mismos lugares, el año siguiente de cincuenta y siete, por el espacio de mas de cuarenta dias. En él de 1758, la hicieron en la frontera de Tomina sita en el Oriente de la ciudad de la Plata, y predicaron la palabra de Dios en los pueblos de Palcha, Tarabuco, Tacopaya, Tomina, Laguna, Villar, Sopachúi y en otros de aquella vasta vecindad. Sembrada ya la tierra del Sud y del Oriente, pasaron á la parte del Norte, y en el siguiente año de 1759 predicaron mision en la imperial villa de

Potosí y en el inmediato de sesenta, tirando al Occidente, la predicaron en Libilibi, Tupisa y Suipacha. Ved aquí regada esta tierra con la celestial doctrina, y sembrado el grano del evangelio en las cuatro partes que circunvalan este Colegio, en solos los cinco primeros años de su ereccion. Mas como su fervor, lejos de entibiarse, hervia cada dia con mayor fuerza; en el año próximo de sesenta y uno volaron á partes mas remotas, y continuaron sus misiones en la que ahora es ciudad de Cochabamba, en Arque, en la villa de Oruro y en Sicasica, donde concluyó con la vida su apostólico ministerio el uno de los tres misioneros llamado Fr. Baltasar de San Tadeo. Mas, no por esto aflojó el espíritu de los dos restantes; sino que sedientos de ganar mas almas para Jesucristo, continuaron sus apostólicas tareas, pasando á la diócesis de la Paz y vireinato de Lima; y predicaron sus misiones en Chucüito, en Puno y en otros pueblecitos de aquella comarca, ocupando en su trabajo todo el año de 1762.

No cesaron sus fatigas: si unos descansan por algun corto tiempo, otros se levantan á continuar la labranza: la fertilidad del terreno ofrece grandes cosechas; y no satisfechos con las que cogieron con mucha abundancia en las partes del Norte, pasaron á la del Sud, donde sembraron la palabra de vida en los corazones de los que estaban sentados en la sombra de la muerte; haciendo misiones en las ciudades de Santiago del Estero, del Tucuman, de Jujúi y en otros lugares del tránsito, el año de 1764: y en los dos inmediatos de sesenta y cinco, y sesenta y seis continuaron el mismo ejercicio en los curatos de Patcaya ò Chaguaya y en él de la Concepcion, que están en este valle; en la iglesia parroquial del valle de Cinti y en sus dos viceparroquias. Así fueron continuando los años sucesivos con el mismo ardor, mientras hubo operarios, que poder enviar: pero estos iban ya faltando por causa de las misiones vivas, que en el mismo tiempo se estaban fundando.

Ya la mision del Rosario del valle de las Salinas, que

era de los PP. de la Compañía de Jesus, estaba á nuestro cargo; ya nuestros misioneros se habian internado por los bárbaros de esta frontera, y empezaron á establecer sus reducciones en Tariquéa y Garrapatas; ya habian rompido. los diques de la infidelidad por las cordilleras del Norte, y á fuerza de inmensos trabajos (como diremos despues) se habian fundado las misiones vivas de la Purísima Concepcion de Pilipili y de N. P. S. Francisco de Acero. Y como en estos cuidados se hallaban ocupados bastantes religiosos, y apenas quedaban los muy precisos para sostener las cargas y ocupaciones indefectibles del Colegio, fué necesario suspender las apostòlicas escursiones entre los fieles, hasta que viniesen otros de España. Para este efecto, el R. P. Fr. Francisco Escribano, primer guardian que fué de este Colegio, en el año de 1768, pasó á la ciudad de los Reyes ó de Lima, y solicitó del Exmo. señor virei Amat la licencia para ir á España, y colectar algunos religiosos para este Colegio y misiones. El éxito fué. feliz; pues, apenas dicho religioso se presentó al Exmo. señor ministro de Indias, y le hizo relacion sencilla del estado en que estaban los indios de la Cordillera de Sauces, y de la escasez de religiosos que padeciamos; inmediatamente trató con el R. Acuerdo este importante negocio; y movidos todos de su cristiana piedad acordaron, que dicho religioso colectase veinte y cinco religiosos para este Colegio.

Con este real permiso efectuó su colectacion; juntó á veinte sacerdotes y tres legos; y con todos ellos se embarcó en el puerto de Rota el dia 9 de Noviembre de 1770, y en 31 de Enero del año inmediato llegaron á la ciudad de Buenos Aires, donde se mantuvieron mas de dos meses de pura limosna, mendigando el sustento diario y los necesarios utensilios para el viage (pues no habia entonces otro socorro); y con los 400 pesos, que prestó un caballero de aquella ciudad y satisfizo el hermano síndico de este Colegio para su trasporte, llegaron á este Colegio apostólico el dia 21 de Julio de 1771 con universal regocijo, particular

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