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viven del robo, como

por ser los mas foragidos y que solo dice el Diario citado. Tuvieron los españoles que sufrir increibles trabajos en aquella jornada; pues los indios hicieron supremos esfuerzos para defender sus pueblos y rechazar á los invasores. Usaron para ello así del valor, como de la estratajema. Con romerillo, yerba mortífera á las bestias, emponzoñaron las aguas para matar á las caballerías; y al retirarse á las trincheras con que se habian fortificado, dejaban en sus chozas las tinajas llenas de chicha, inficionada con el venenoso zumo de la raiz que llaman guaya, para que los sedientos espedicionarios bebiesen con ella la muerte. Los de Saicangui, uno de los muchos pueblecillos de aquel alto, viéndose de tal modo estrechados por los españoles, que les era forzoso entregarse ó morir, tomaron (dice el Diario) la bárbara resolucion de despeñarse todos con sus mujeres é hijos á unos precipicios horrendos, como lo verificaron sin poder contenerlos; y solo pudimos advertir cuatro mujeres muertas, y libertar dos criaturas, la una como de ocho meses, y la otra de cinco á seis años, pero muy maltratadas, con las cabezas abiertas, etc. Nuestro misionero el P. Domingo Andres, que acompañaba aquella espedicion, bautizó á las criaturas. En otro pueblo, llamado Itiroro, los españoles prendieron á una mujer con una criatura de pecho moribunda, llena de contusiones y cubierta de sangre. Su madre afirmaba llorando que su marido la habia estrellado contra una piedra para que los cristianos no la cogiesen viva. Felizmente lo estaba aun; el misionero la bautizó, y luego espiró.

S.
(pág. 435.)

Espedicion de Casales al Paraguay.

« Un D. Francisco Casales trazó en el año pasado de 1751 el proyecto de ir rio abajo de Pilcomayo al Paraguay.

Prevínose de una embarcacion pequeña, que construyó en el sitio del desemboque del cañon y rio de Caaruruti (que dista 31 leguas del valle de las Salinas, y solamente 8 ó 10 de Caiza), junto al Pilcomayo. La embarcacion era tan mala y ruin, que mas que .barco ó canoa se podia llamar un mal formado cajon. Con dificultad consiguió dicho caballero el llevar consigo seis ó siete españoles, de los que el uno era natural del Paraguay, muy perito en nadar, llamado D. Diego Balsameda Reyes. Asimismo le acompañaron dos indios chiriguanos (nadadores como peces), y hay quien diga que tambien una india toba. Desde el dicho sitio habia poca distancia á la angostura (esta es la cascada del Pirapo), y peñascos del rio, donde estaba el peligro. Por lo que determinaron, para botarse á la agua, esperar que llegase una grande creciente del rio, creyendo que con la abundancia de las aguas pasaria la embarcacion bien y sin lesion sobre los peñascos medio ocultos: y aun se dispuso que todos y cada uno llevasen unos palos á modo de remos, con los que á fuerza de pulso pudiesen evitar el que se estrellase el barco contra las peñas. Verificada la creciente, se botaron á la agua en dos cuadras mas arriba de donde estaban las peñas. Mas, solo el poco tiempo que tardaron los navegantes en llegar y entrar en la angostura, tuvieron de vida; porque al primer golpe contra las piedras, se quebrantó y despedazó la embarcacion, y se la absorbió la agua con la gente de cuyo naufragio se salvaron á nado solamente los dos chiriguanos, y el espresado paraguayo D. Diego, quien se restituyó luego á Tarija, y refirió este notable fracaso, causando á todos mucha pena por la muerte de aquellos españoles, especialmente por las de D. José Hurtado de Mendoza, D. Pablo Barrientos y D. Antonio Muñoz 1».

1

1 P. Manuel Mingo de la Concepcion. Hist. Mss. p. 2. c. 6. pág. 303.

T.

(pág. 500.)

Tributo de gratitud.

No por una necia jactancia, sino como tributo de la sincera gratitud que los misioneros de Tarija conservamos á la ilustre memoria del sabio y virtuoso Mr. Crevaux por el aprecio y simpatías con que quiso distinguirnos, reproducimos aquí los honrosos testimonios con que tuvo la bondad de manifestar su reconocimiento á los pequeños servicios que le prestaron los humildes alumnos de este Colegio. El 13 de Marzo, pocas horas antes de salir de Tarija para el Pilcomayo, escribia al Ministro de Instruccion pública de Francia: Los RR. PP. franciscanos del convento de Tarija, que son italianos, nos han suministrado los mas preciosos datos respecto á los indígenas del Gran Chaco, ofreciéndonos su cooperacion para la construccion de nuestras canoas. Tengo el honor de rogar á U. se sirva agradecerles estos servicios. Y dos dias antes de emprender la peligrosa navegacion, oficiando al Ministro de Hacienda é Industria de Bolivia, añadia la siguiente posdata: Los RR. PP. franciscanos, y particularmente el Prefecto de las misiones del Chaco el P. Doroteo Giannecchini nos ha prestado muy grandes servicios. Tengo el honor de rogar á U. se sirva agradecerle oficialmente el eficaz concurso que nos ha prestado. El papel, que desempeñan estos modestos Padres, es mucho mas importante de lo que generalmente se piensa. Pues, ¿ no han prestado un gran servicio á Bolivia conquistando diez mil salvajes á la civilizacion? J. Crevaux.

Estaba ya concluida esta última página de nuestra historia, cuando en "El Trabajo" de Tarija (núm. 167) leimos el bello elogio, que de nuestros misioneros, indignamente calumniados y perseguidos en estos últimos tiempos, hace

el egregio Mr. Arturo Thouar en la carta que desde Caiza (Gran Chaco) dirigia al señor Presidente de la Sociedad de geografa de París, el 12 de Agosto de 1883. No podemos resistir á la tentacion de ponerlo aquí como sello de nuestra obra.

Unos hombres venidos desde lejos, abandonando familia y patria (son estos los RR. PP. Franciscanos), impulsados por un profundo sentimiento de fe y de abnegacion, han plantado la Cruz del Cristo en medio de estos desiertos, han predicado palabras de paz, han afrontado mil veces la muerte. Solos, frente a frente de una naturaleza la mas salvaje, ellos á fuerza de trabajos y de sacrificios sin número, han sometilo cerca de diez mil indios, han establecido misiones, pueblos, etc.

El Dr. Crevaux, maravillado en presencia de tantos esfuerzos ignorados, de tan brillantes resultados obtenidos, os habia hecho conocer en el año pasado la obra gigantesca cumplida por estos religiosos, cuya ciencia У conocimien tos igualan á su modestia. Ellos me han proligado las mas rivas demostraciones de simpatías y amistad...

La conciencia se aflije al solo pensar que ellos son el objeto de injustas acusaciones, y pueden ser víctimas de

la calumnia...

Gratitud perpetua profesaremos los Misioneros de Tarija al ilustre Esplorador del Pilcomayo por la fina amistad con que se digna honrarnos en el dia de la tribulacion, y por la noble franqueza con que nos ha defendido de las calumnias de nuestros enemigos. Dominus retribuat.

AD MAJOREM DEI GLORIAM.

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ཙྪསྶ

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Fundacion del Hospicio de Moquegua, y sus utilidades
II. Se da principio á los trabajos de nuestros Misioneros en la
conquista espiritual de los indios bárbaros .

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89

>> 95

II. Trabajos que nuestros misioneros padecieron en la conquista
de Pilipili ..

» 101

IV. Trabajos que padecieron nuestros misioneros en la conquista
espiritual del pueblo de Acero .

» 109

V. Otras laboriosas empresas de nuestros misioneros en las tier-
ras de infieles.

» 115

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