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y demas funciones eclesiásticas. Despues de todo esto hicieron escuelas para los muchachos y muchachas, ordenaron el pueblo lo mejor que se pudo, nombraron alcaldes y demas oficios para el gobierno político, los fueron inclinando al trabajo, y educando en los preceptos del cristianismo; y así, poco á poco, con paciencia y caridad los han ido adelantando y sujetando con mucho aprovechamiento de sus almas, aunque siempre quedan algunos, que no quieren dejar las leyes y costumbres de sus mayores.

En estos trabajos se ocuparon dichos PP. misioneros y los que les sucedieron, no desdeñándose de hacer muchas veces de peones, acarreando barro y haciendo servir sus manos consagradas en aquellas obras mecánicas para el servicio de Dios y para costearlas no tenian mas socorro que la limosna anual, que da el real erario, de 200 pesos á cada P. conversor, para poderse mantener. Lo sensible es, que aquel pueblo no puede subsistir en aquel lugar; porque el terreno que ocupa es angosto, y la quebrada por un lado y el rio per otro se lo va comiendo. Ya se habia pensado trasladarlo á cuatro leguas mas allá hácia el N., en unos campos muy alegres, y á poca distancia de la quebrada que llaman de Yuqui; pero la falta de auxilios no dió lugar para ello, y así se procura asegurar el pueblo con algunos reparos.

En la estacion presente tiene esta mision 606 almas; es á saber, de cristianos adultos de nueve años para arriba 211, y de párvulos hasta nueve años 183; de gentiles adultos 212, y de párvulos ninguno. Los matrimonios segun el rito de la santa Iglesia son 62. Desde su fundacion recibieron el santo bautismo 809, de los cuales murieron 171; es á saber, cincuenta y dos adultos, y ciento diez y nueve párvulos: debian quedar vivos 638; pero, no siendo mas que 394, faltan 244, que se irian á otras partes.

Para su subsistencia tiene una corta estancia de ganado vacuno y lanar, que con dificultad podrá tener mas aumento; porque, aunque el terreno que le pertenece es bas

tante capaz, se halla por todas partes oprimido de los varios españoles que entran á ocupar aquellas tierras con sus ganados, con no poco detrimento de la mision. Se han he cho varios recursos, los jueces reales han dado unas provi dencias muy favorables; pero aquellos vecinos no desocupan un palmo de tierra, antes se alzan á veces con la posesion, despues que los Padres les dieron licencia por algun tiempo limitado, movidos de caridad y compasion. Este es su agradecimiento, y este el trabajo de los misioneros.

XV.

Fundacion de las misiones de Igüirapucuti y Tacuaremboti; y lo que se trabajó en ellas.

Asó el fervoroso Fr. Francisco del Pilar desde Tayarenda á Igüirapucuti, acompañado (como ya dijimos) del capitan Güirabaca y de otros indios, para plantarles mision en su pueblo, y de este pasar á los demas que médian entre Zaypurú y el rio Parapití con el mismo intento. El pueblo de Igüirapucuti está á distancia de Zaypurú cinco leguas y tres cuartos hácia el S., y en los 19° 39' de lat., y en los 316° 6' de long., en un campo agradable, rodeado de colinas montuosas, pero escasas de maderas útiles y de agua, aun para la gente del pueblo. El terreno es fértil, y produce los mismos efectos que él de Zaypurú; y los indios son de la misma estatura y propiedades que los demas de su nacion chiriguana. Cuando se presentó el falso Dios en Mazavi, eran tan opuestos al cristianismo como ellos; pero afligidos con el hambre que se padeció en aquel año de 1790, tuvieron envidia de los que vivian bajo la direccion de los PP. misioneros, por ver que en aquella general penuria procuraban socorrerlos de lo necesario, y esperimentaban que muchos de los bárbaros,

que se refugiaban en las misiones cercanas, debian la vida á la caridad de aquellos ministros de Dios. Este es el principal motivo que tuvieron para solicitar y pedir con ansia que se les fundase mision en su pueblo: y lo consiguieron sin demora, porque esto es lo que desean nuestros misioneros; pues, aunque conozcan que los primeros impulsos, que los mueven á pedir conversores, no son de religion, sino de propia conveniencia temporal, saben que Dios se vale de estos medios para introducirles la fe y salvar á sus almas, como varias veces se ha visto.

Habidas pues las licencias necesarias, se fué internando Fr. Francisco por aquel barbarismo, y llegó con dicho capitan Güirabaca al pueblo de Igüirapucuti el dia 14 de Mayo de 1790, y fué recibido con mucha alegría de todos sus moradores. Inmediatamente se puso á fabricar la capilla y casa para la habitacion de los PP. conversores, en la misma conformidad y modelo que acostumbraba este pobre religioso; y todos los indios le ayudaron con empeño hasta su conclusion, que se verificó antes que entrase el mes de Octubre. En el mismo tiempo los de Tacuaremboti le pedian mision; y él, que deseaba convertir á todo el mundo, concluida la obra de Igüirapucuti, aunque destituida de todo lo necesario, suplicó prontamente al R. P. presidente de misiones Fr. Fernando Senderos, que residia en la de Acero, le enviase á un misionero sacerdote, para que bendijese aquella capilla, y se hiciese cargo de aquella nueva mision. Sin pérdida de tiempo le envió al P. Fr. Antonio Perez, que á la sazon estaba en la de Mazavi; y en 19 de Octubre de 1790 bendijo aquella capilla con asistencia de otros tres misioneros, dándole por patron y titular á S. Francisco Solano, celebró la primera misa en que predicó uno de dichos religiosos, y luego hicieron una solemne procesion, con asistencia y regocijo de todo el pueblo 1.

1 La iglesia reconstruida en estos últimos años es dedicada á Nra. Sra. del Carmen.

Concluida esta funcion, el hermano Pilar se fué á Tacuaremboti, los tres religiosos á sus respectivas misiones, y el P. Fr. Antonio Perez se quedó solo y destituido de todo auxilio en Igüirapucuti. La capilla estaba enteramente desnuda, porque aun el ornamento y demas utensilios, con que celebró la primera misa, eran prestados de otras misiones, á las cuales hubo que devolverlos por necesitar de ellos: los indios estaban en la estrema necesidad por la carestía que padecian, y el Padre no tenia cosa alguna que poderles dar, ni aun lo preciso para mantenerse á sí mismo: la casa estaba sin muebles, la despensa sin provisiones, el campo sin yerbas, los montes sin raizes comestibles, porque ya los indios hambrientos las iban apurando; y de mas á mas los bárbaros del pueblo de Pipi, resentidos de que hubiesen pedido y admitido mision, amenazaban una violenta irrupcion y asalto así á esta, como á las demas inmediatas.

Por todos estos motivos fué moralmente imposible, que permaneciese dicho Padre en aquella nueva mision: y precisado de la estrema necesidad se retiró á la de S. Rafael de Mazavi, que dista once leguas, dejando al cuidado de Fr. Francisco del Pilar la conservacion de la de S. Francisco Solano, entre tanto que Dios dispusiese otra cosa. Así estuvieron aquellos pobres indios mas de un año, como huérfanos sin padre, pero siempre firmes en su vocacion: y en este tiempo dicho Fr. Francisco los socorria con algun alimento de carne, segun sus cortas facultades, y el mismo P. Perez los visitó algunas veces, para consolarlos y mantenerlos en sus primeros fervores, ya sin rezelo de los indios de Pipi, porque á poco tiempo les disipó Dios las malas intenciones que habian concebido, con la peste de viruelas que les envió.

Seguia el apostólico Fr. Francisco con su obra en Tacuaremboti: concluyó la casa y capilla á principios del año de 1791; y dejándolo en este estado, pasó á la ciudad de la Plata á proveerse de las cosas necesarias para estas

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