Escritores y poetas sud-americanos

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Oficina tip. de la Secretaría de fomento, 1890 - 290 páginas
 

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Pasajes populares

Página 116 - Helos allí... Con ademán sañudo, Cárdeno el labio, y la pupila ardiente. De batallar el acerado escudo Embrazan, sin temblar; ciñen la frente Con el pesado casco del guerrero; Y, altivo, un reto lanzan, Que se estrella en el rostro del tirano...
Página 18 - ... que tiende a normalizarse dentro de sus propios elementos orgánicos. Combinando la historia con la biografía, vamos a presentar, bajo un plan lógico y sencillo, los antecedentes coloniales de la sociabilidad argentina, la transición de dos épocas, las causas eficientes de la independencia de las Provincias Unidas del...
Página 11 - Así es que, para hacer hablar a los gauchos, los poetas han empleado todos los modismos gauchos, han aceptado todos sus barbarismos, elevando al rango de poesía una jerga, muy enérgica, muy pintoresca y muy graciosa, para los que conocen las costumbres de nuestros campesinos, pero que por sí no constituye lo que propiamente puede llamarse poesía.
Página 117 - Duerme ese sueño de los pueblos grandes, De paz y noble orgullo. Rompa tu arado de la madre tierra El seno en que rebosa La mies temprana en la dorada espiga, Y la siega abundosa Corone del labriego la fatiga. Cante el yunque los salmos del trabajo; Muerda el cincel el alma de la roca, Del arte inoculándole el aliento; Y, en el riel de la idea electrizado, Muera el espacio y vibre el pensamieuto.
Página 18 - ... obedeciendo a su genialidad, sirviéndonos de hilo conductor al través de los tiempos y de los acontecimientos, la biografía de uno de sus más grandes protagonistas, precursor, promotor y campeón de la idea de independencia que, como se ha dicho, constituye el argumento del libro. En unos casos, la historia contemporánea servirá de fondo a la figura principal del cuadro, y en otros aparecerá confundida entre las grandes masas o perdiéndose en la penumbra del grande escenario.
Página 100 - Yo siento en mí que es digno de la altivez de tu alma y de la mía, al través de los mares, desde apartada tierra que formó parte de la España un día, enviarte, cual corona de flores que crecieron en el vergel de americana zona, canto de un hombre libre, esta elegía, tributo de dolor y simpatía a la alta majestad de tu persona.
Página 164 - ... así vivió mi alma sin tu alma! Como el cuerpo y la sombra de su cuerpo, como el mar y la onda de sus aguas, como el canto y el eco de su canto, como el sol y la lumbre de su llama, como los ojos y la mirada, así se unió tu alma con la mía, así se unió mi alma con tu alma! Sobre la tierra de extranjeras olas, bajo el cielo sublime de la patria, en las risueñas horas de la dicha, en la noche fatal de la desgracia, como dos ruedas como dos alas, no se apartó tu alma de la mía, no se apartó...
Página 73 - Ciegos huyen en rápida carrera; y de terror en hondo paroxismo, en confuso escuadrón y espesa hilera, derechos corren al profundo abismo. Por largas horas, en combate crudo, á invencible falange resistieron; mas, arrojando al fin lanza y escudo, la rauda grupa del corcel volvieron: pálidos, polvorosos, jadeantes, tendidos con espanto en los arzones, cual lívidos fantasmas, anhelantes aguijan sin descanso sus bridones; toscos soldados, fieros capitanes, revueltos...
Página 75 - ... el escuálido semblante Entre sus brazos con horror oculta, Y, de angustia infinita palpitante, ¡En el profundo abismo se sepulta !... ¡ Pintor sombrío ! ¡ en la visión siniestra Que en el lienzo fijó tu osada mano, La fantasía sin cesar me muestra La triste imagen del...
Página 115 - Montevideo, Desnuda ya del generoso arreo, Entre las sombras vela El verde airón de su imperial señora, Que, en las almenas al batir el aire, Encarna macilenta, La sombra vil de la paterna afrenta. Todo mudo en redor. . . campos, cuidades. . . Todo, apenas se agita, Y, del pecho en las negras soledades, El patrio corazón ya no palpita.

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