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No pudiendo muchos Inglefes Proteftantes nelo que veìan por fus mifmos ojos, vifitaron el Altar, y fus contornos, por adentro, y por afuera: fubieron fobre la Iglefia por aquel lado, y con grande atencion examinaron fi havia por alli algun encanto, ò falacia, con que fe quifieffe abufar de la credulidad de los Pueblos ; pero defpues de largas pefquifas inutiles, fe vieron precifados à confeffar, que no havia cofa natural en el fuceffo; antes bien, que todo era extraordinario, y Divino. Convencieronfe de fu verdad, mas no fe convirtieron. Luego que comenzò à disminuiife el fudor, embiò el Padre Rector de Santo Thomè à un Missionero al pequeño monte, para averiguar lo que alli paffaba, y me declarò efte Padre, que hallò la Cruz , que tambien eftà labrada en la roca, toda humedecida, como que acababa de fudar; y el pie del hondo donde eftà colocada, todo mojado.

Havia muchos años, que no fe havia vifto semejante maravilla en el monte grande, y defde entonces no ha buelto à fuceder cofa femejante. Los Portugueses, acoftumbrados à atribuirlo todo à fu Paìs, me han affegurado muchas veces, que efte Phenomeno, quando fucede, es prefagio de algu na de gracia, con que eftà amenazada fu Nacion. En prueba de ello, me relataron varios exemplos fucedidos en el figlo paffado, y anunciados por efta milagrofa Cruz. Lo referido es quanto fe puede decir con certidumbre de las maravillas de eftos dos Santuarios, tan cèlebres en toda la India, pucfto que yà nadie toma en boca la aparicion de Santo Thomas en el dia de fu Fiesta.

Passè à Madras el dia trece de Septiembre, y la

no

noche figuiente nos hicimos à la vela. Estaba abanzada la Eftacion, y peligrofa, por razon de los vientos, que reynan en eftos mares. Tuvimos al principio vientos variables, con los quales nos elevamos dirigiendo el rumbo al Nord-Efte quarto de Efte,un poco mas de feis grados de latitud, porla Bahia de Madràs eftà en trece grados, y que trece minutos de latitud Septentrional.

A veinte y uno de Septiembre, al amanecer, aviftamos las Montañas de Ganjam, fituadas en diez y nueve grados, y trece minutos. Aqui experimentamos vientos contrarios, y comenzò la tempeftad à hacerfe fentir. Refiftimos por algun tiempo à la violencia de las olas, revirando de quando en quando de bordo, para perder menos rumbo, pero fueron inutiles nueftras diligencias : creciò el viento, y fe pufo à Nord-Efte quarto de Efte. Perdiamos camino fenfiblemente, porque las corrientes fuertes nos fueron tan contrarias, como el mismo viento. Tuvieron por conveniente ir à echar ancora cerca de tierra en un fondo cenagofo, y apretado, que fe halla en efta cofta, hafta que fe calmaffe el viento. Lo que pudimos hacer, fuè echar la ancora grande en un buen fondo de veinte y cinco brazas, en frente de la Montaña de Barba, llamada por los Inglefes Barua.

La noche del dia veinte y tres al veinte y quatro, los vientos mas furiofos, y el Mar mas hinchado, agitaron el Navio, que estaba con poca carga, con terribles, y horrofos baybenes. Avisè al Maeftro del Navio, llamado Eftevan, que no baftaba recoger las antenas, fino que era precifo derribar los maftiles de gavia. Me refpondiò, que ef

tae

taba en effo; pero que la debilidad, y la ignorancia del equipage, le impofsibilitaba tomar efta precaucion. En efecto necefsitabamos à lo menos de veinte Marineros para la maniobra, en la fituacion en que nos hallabamos, y teniamos folos diez, y de efte pequeño numero, dos folamente havian hecho viage por Mar. Se havian efcogido los otros en Ponticheri entre los Parias Chriftianos, los quales ignoraban aun el nombre de las maniobras, y nada entendian de quanto fe les mandaba. Tarde fe conociò fu ignorancia, y quando yà no fe podia remediar.

Fuè preciso, pues, foftener todo el furor de las olas de los vientos con los palos al, y tos de gavia. Aumentòfe nueftra inquietud, al reconocer que era demafiadamente alto el arbolage del Navio. Añadiafe otra defgracia: el maftil grande, aunque nuevo, estaba podrido por adentro, por haverfe cortado en mal tiempo. El horror de la noche, la furia de las olas, y el bramido efpantofo de la tempeftad, dieron nuevos. aumentos à nueftro prudente fufto. No obftante, à las diez de la noche cada uno fe fuè à defcanfar, dexando folos al primer Piloto, y al dueño, del Navio. Un poco defpues de media noche vino cfte ultimo à avifarnos, que no falieffemos. de la camara, porque acababa de romperfe el puntal grande. Es una pieza, que afianza la cabeza del arbol grande, para que no cayga fobre la popa, quando fe revira de bordo. Añadiò, que fe mencaba mucho el maftil grande, y que eftaba muy à pique de caer. Era inutil fu confejo, porque quedabamos aplaftados fi caìa el maftil fobre

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la camara, donde estabamos el feñor Lorenzo, el Hermano Moricete, y yo. Sentimos en efte inftante todas aquellas inquietudes tan ordinarias en femejante lance,y acudimos à Dios con todo el fervor de nueftros corazones. Poco defpues, tomando la corriente al Navio, por fu travesia, lo hizo rodar con violencia àzia el babor. Nos poniamos à la capa contra el viento, quando otra fegunda oleada, alzando el Navio con nuevo furor, rompiò el mastil, y cayò àzia fu lado izquierdo.

A efte incidente, del que acababamos de librarnos, fe figuiò otro no menos peligrofo. Cayendo el arbol en el agua, se hallaba detenido por los ovenques, y lo rechazaban las olas con violencia contra el cuerpo del Navio. Todos pedian hachas para cortar las maromas; pero ni una fiquiera havia en el Navio : tan bien proveìdo eftaba. Echaron mano de los fables, mas eftaban tan embotados , que no pudieron fervir: en fin, viendo el Piloto, que urgia el peligro, tomò la cuchilla de la cocina, y à repetidos golpes defatò el mastil, y las maromas fueron arrojadas à la Cofta por las olas.

En el mismo tiempo vimos al dueño del Navio todo bañado en fangre, por haverle herido en la cabeza dos polcas, que cayeron con el mastil. Como no teniamos Cirujano, lavò el Hermano Moricet las heridas con aguardiente, y le vendò la cabeza. Las heridas no havian penetrado hasta el cranio, y afsi presto pudo bolver al trabajo. Poco defpues nos diò algun aliento, diciendonos, que el peligro era menor, defpues que el Navio estaba fin maftiles, porque no tenia el viento donde ha

cer

cer tanta prefa, y que la principal ancora cftaba en un buen fondo de cieno grueffo.

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Sin embargo, como no calmaba la tempeftad, refolvimos hacer un voto para alcanzar la afsiftencía del Cielo. Todo el equipage fe pufo de rodillas, y todos juntos en alta voz hicimos un Acto de Contricion prometiendo à Dios hacer cantar una Miffa folemne de Nueftra Señora, debaxo de cuya proteccion nos poniamos, de comulgar à la Miffa, y de dar una limofna à los pobres, como fufragio para las Almas del Purgatorio. Hecho efto, procurò cada uno descanfar de fus fatigas, y tomar algun repofo; pero muy en breve fe interrumpiò con otro nuevo fufto. El dueño del Navio, que velaba por todos, vino llorando à las quatro de la mañana, à decirnos que eftabamos perdidos, que fe havia quebrado e cable de la ancora, que infaliblemente iba el Navio à efcollarfe contra la Cofta, en la qual levantaban altas efpumas las olas del Mar: que las anclas que quedaban eran medianas, que no eftaban bien difpueftas, y que fus cables eran de poca fuerza para resistir à la tempeftad. Como no havia mas remedio, cada uno pufo manos à la obra : fe atò el cable à una de las ancoras, è invocando el Santo Nombre del Señor, fe echò al Mar. Parò de repente, à nueftro parecer, el Navio, con grande admiracion de todos, porque el Efte, que nos lle vaba à la Costa, foplaba con furor.

Quedamos afsi ancorados el dia veinte y qua tro, y el dia figuiente calmò el viento. Penfamos defde luego en alexarnos de una vecindad tan ma◄ la, como la montaña de Barba;pero las olas eran tar Tom VIII.

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