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diferentes Reynos, aunque convengan en la mifina confpiracion, nada podran emprender. De què feran, pues, capaces, fi es impofsible que fe reunan en los mismos intereffes? En Europa fe hallan muchos Reynos, los unos grandes, y los otros pequeños mas el pequeño no obedece al que es mas grande. Si intentara un Principe oprimir à otro Soberano, presto tomarìan otros la defenfa del menos poderofo. Mas quieren morir los de un Reyno, que obedecer à un eftraño: tal es el ufo, y la practica. Còmo, pues, podrìan elegirse un General?

Pero replicarà alguno, que à la verdad no hay que temer de diez Navios, que fon de diferentes Reynos; pero que uno folo de los Reynos grandes. de Europa, podria armar mas de cien Baxeles, y atacar la China. Què ferìa entonces?

Refpondo Aun quando pudiera fuceder lo que fe dice, à què ferviria effe aparato, y vano efpantajo de cañones? Pero effe temor es frivolo. No hay en Europa Reyno alguno en difpoficion de hacer femejante armamento. No fe debe penfar, que la Europa es una guarida de ladrones, ni un Pais barbaro, ni una tierra de tontos, y locos. Dista por Mar de la China como nueve mil leguas: la navegacion eftà expuesta à mil peligros : tardan los Navios uno, ò dos años en el viage: paffan continuos riefgos, combatiendo fin ceffar con los vientos, olas, cfcollos, bancos de arena, librandofe de naufragio con harta dificultad. Crecen los peligros à proporcion del tiempo, que fe gafta en la navegacion, y quantos mas fon los Navios, menos adelantan. Facilmente entran las enfermedades, y el equipage es numerofo, lleva à la otra vida

la

la pefte à cafi toda la Tripulacion. Apenas llegarian à la China las triftes reliquias de tan grande armada, quando necefsitarìa de prompto focorro, para reparar fus fuerzas : donde lo hallaria? Còmo podrian los defgraciados librarfe de una muerte cierta? Quièn imaginarà, que un Principe tenga tan poco juicio, que dexe fu Reyno fin defenfa, agote fus teforos, y empeñe à fus vecinos en el mifmo proyecto, para hacerse la fabula, y la mofa de los iglos venideros? Suponedle cien veces mas infenfato nunca fe meterà en femejante empreffa.

que

Dirà por ventura alguno, que es verdad eftàn muy apartados de la China los Reynos de Europa, para temer algo de ellos; pero no es criar en fus entrañas à un enemigo fecreto, permitir qne vivan los Europeos en el feno del Imperio, y en medio de nofotros?

:

Refpuefa. Es claro, y evidente, que no hay que temer por aquel lado. Los Europeos, que vienen à efte Imperio en calidad de Mifsioneros, fon gentes, que defde fus mas tiernos años fe han aplicado à las Ciencias, fin tener mas trato, que con fus libros. En una edad mas adelantada, abrazaron la vida Religiofa en diferentes ordenes, y en ellas fe ocupan en fu propia perfeccion. Haviendofe con el tiempo,y la aplicacion hecho habiles en las Ciencias fe dedicaron à la predicacion del Evangelio, fin mas fin, que el de procurar al Mundo entero el conocimiento neceffario del Soberano Principio de todas las cofas, renovar en alguna manera à todos los Pueblos, y enfeñarlos à ganar la felicidad del Cielo, fu verdadera Patria. Efte es el unico motivo, que han tenido de abandonar fus tierras , y exponerle pròdigos de la vida à tan lar

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gos,

gos, y peligrofos viages. El unico pefar que tienen, es de no poder andar por todos los Reynos del Mun do , para enfeñar à todos los hombres el camino de la falvacion. Su zelo no conoce distancias, y las Naciones mas lexanas, las miran como vecinas. Si tienen que padecer oprobrios en el exercicio de fu caridad, se tienen por dichofos: los trabajos mas penofos, y dolores mas agudos, les fon dulces, y agradables: la muerte mifma les es mas deliciofa, que la vida. Defpues de un viage de nueve mil leguas, què vida hacen en la China? Retirados del comercio del figlo, paffan una buena parte del dia en la oracion, y meditacion de las cofas Divinas ; lo demás lo emplear en fu propria mortificacion, y exercicio de las virtudes.

Despreciadores de los negocios mundanos, fe ocupan folamente en obras de Jufticia, y Caridad. Quien puede fofpechar, que hombres de efte caracter tramen una rebelion? El que es capaz de femejante atentado, es un hombre ambiciofo, ò codiciofo de riquezas; y fino puede gozarlas èl mismo, vive esperanzado de dexarlas à fu familia. Pero los Missioneros han renunciando al Matrimonio, y à las dignidades del figio. No tienen familias, ni hijos, ni que hacer la fortuna de nadie.. Avrà hombre tan poco cuerdo, que cometa un delito de rebelion, fin fundar alguna esperanza para sì, ò para los fuyos? No fe tiene en la China à los Mifsioneros por hombres eftupidos, y faltos de juicio; antes bien fon tenidos por hombres capaces, y habiles en las Ciencias. Si penfaran en alguna fublevacion, fe harian un partido de hombres: artificiofos, atrevidos, valerofos, y proprios àllevar adelante fu empreffa. Si encontraran à un hom

bre:

bre femejante à Moungpuen, procurarìan atraerle à fu partido, como à un hombre raro. Serìan pròdidel dinero: lo derramarìan con profusion para gos ganar el Pueblo, y mas en tiempos de efterilidad, y careftia. Lifongearian à los ambiciofos con las mas bellas esperanzas. En fin, no fe dexarìa cola por hacer, y fe aprovecharìan de los nudos mas eftrechos de la fangre, y de la amistad, para afian◄ zar à los que fueffen de la faccion.

Suponga el acufador, y tendrà razon, que los que afsi obran, tienen malas intenciones. Pero los Missioneros tienen una conducta muy opuesta. Tienen poca gente afalariada en fus Iglefias: el dinero que reciben de Europa cada año, apenas basta para veftirlos, y alimentarlos. Còmo, pues, les ferìa pofsible emplear los medios referidos para fublevar el Pueblo? Lexos de abrigar femejante ofrecimiento, predican à un Dios muerto en la Cruz, para falvar à todos los hombres. Anuncian una Ley fuperior à todo el alcance humano. Piden à fus Difcipulos, que tengan horror à las culpas mas ligeras, y que al exemplo de un Dios Crucificado, padezcan con paciencia por la justicia el mal que fe les hiciere; que defprecien las riquezas del figlo, que fon cebo de todos los vicios: que deteften los placeres fenfuales, que debilitan las virtudes; y en fin, que eftèn convencidos de la vanidad de la gloria mundana, à la qual renuncian. Penfar que hombres de efte caracter, y que enfeñan femejante Doctrina, fean capaces de amotinar el Pueblo, es querer desfigurar un cuerpo fano, cubriendolo con la podredumbre de un cuerpo

ulcerado.

Casi doscientos años hà, que entraron los Mif

fio

y

fioneros en la China. En todo efte tiempo no fe ha notado en ellos en efte reynado, ni en el antecedente, fino rectitud, y bondad. Muchos de los que ahora eftàn en el Imperio, refiden en la Corte para fervir à fu Mageftad, quien fe digna de llamar de quando en quando à los que eftan difperfos por las Provincias, y los trata como buenos vaffallos. Ellos, por fu parte, emplean fu faber, fus talentos en la utilidad pública. Por efta razon fu Mageftad, defeofo de su paz, y quietud, les ha dado en el año quarenta y cinco de Camhi una Patente, fellada con el Sello Nuioufou, en que està efcrito fu nombre, edad, Paìs, y otras circunftancias, para precaver las injuftas fofpechas, que fe podrian formar en las Provincias: todo lo qual recibimos de fu Mageftad como un favor muy fingular. Tenemos la honra de vivir muchos años hà en la Corte, firviendo al Emperador, y acompañandole en todos fus viages; y à ninguno de la Corte, ni de las Provincias hemos fido hafta ahora fofpechofos. En otro tiempo folo Yangkuangfien tuvo la temeridad de calumniarlos, y ahora Tchinmao renueva con igual imprudencia los mifmos embuftes. Hemos juzgado à propofito publicar esta apologia, para borrar las malas imprefsiones, que naturalmente producirìa el Memorial del Mandarin, el qual fiendo puefto en la Gaceta pública, llegaria à todas las Provincias, y podria dañar fuma¬ mente à la propagacion de la Fè, Quedo, &c.

FIN DEL TOMO OCTAVO;

Tom VIII,

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