Razón, locura y sociedad

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Siglo XXI, 1978 - 199 páginas
La enfermedad y la locura son contingencias a las que está expuesto todo ser humano. Pero cómo, cuándo, en qué forma y bajo qué condiciones sociales perder su salud o su razón el individuo, dependerán decisivamente de su condición de clase. De allí que la racionalidad instrumental del capitalismo ha promovido toda una serie de “técnicas” y “saberes” cuyo proyecto implícito es el de velar, desplazándolo, el origen de sus contradicciones. Analizar la lógica oculta de estas contradicciones y la ideología de sus encubrimientos y manipulaciones, es el propósito de los ensayos aquí reunidos.
 

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Contenido

I
15
II
35
III
56
IV
85
V
103
VI
117
VII
142
VIII
167
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Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 30 - Latan es el representante típico de esta masturbación mental que representa la ideología psicoanalítica y que no sirve en absoluto a la práctica, sino que más bien representa una situación que sirve solamente a un grupo de intelectuales para fabricar una ideología en provecho únicamente de los grupos de poder.
Página 19 - ... que se le hace un nuevo tipo de terapia que consiste en recuperarlo, no ya mediante una ideología de cura sino mediante una ideología de castigo. Es decir, lo que subyace y determina la lógica de estas instituciones cerradas es, justamente, no ya una ideología curativa, terapéutica, sino más bien una ideología punitiva, de castigo.
Página 16 - ... absoluto al contenido mismo de la institución. Es decir, la cárcel no sirve para la rehabilitación del encarcelado, así como tampoco el manicomio sirve para la rehabilitación del enfermo mental. Ambos responden a una exigencia del sistema social, quiero decir del sistema social que tiene como fin último la marginación de quien rompe con el juego social. La marginación del que no acepta la problemática de la violencia institucionalizada que gobierna a nuestra sociedad.
Página 17 - Como psiquiatras, al ingresar en cualquier manicomio del mundo, encontramos siempre el mismo rostro de enfermo o mejor dicho el mismo rostro de internado. La cara del internado es una cara de persona anémica, que no dice nada, que se queda quieto, que toma actitudes pasivas y que bajo las órdenes del enfermero, bajo las órdenes del médico, espera el día que no llegará nunca, el día de su salida, el día de su alta.
Página 30 - Yo soy amigo de los llamados antipsiquiatras ingleses y en particular de Ronald Laing. En una conferencia dada recientemente, Laing decía: a mí siempre se me etiqueta como antipsiquiatra; yo no soy antipsiquiatra, soy una persona que considera de determinada manera mi especialidad, y no estoy en absoluto de acuerdo con los psiquiatras tradicionales, no estoy de acuerdo con el establishment.

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