Recuerdos argentinos: Callvucurá y la dinastía de los Piedra

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J. Peuser, 1890 - 372 páginas
 

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Página 324 - Los fuertes fijos, en medio de un desierto, matan la disciplina ; diezman las tropas y poco o ningún espacio dominan. Para mí, el mayor fuerte, la mejor muralla para guerrear contra los indios de la Pampa y reducirlos de una vez, es un regimiento o una fracción de tropas de las dos armas, bien montadas, que anden constantemente recorriendo las guaridas de los indios y apareciéndoseles por donde menos lo piensen.
Página 92 - Es el topógrafo más completo, es el único mapa que lleva un general para dirigir los movimientos de su campaña. El Baqueano va siempre a su lado. Modesto y reservado como una tapia; está en todos los secretos de la campaña; la suerte del ejército, el éxito de una batalla, la conquista de una provincia, todo depende de él.
Página 303 - ... del Señor Obispo"; a lo que el capitán explicó "que el Señor Obispo era un segundo Dios en la tierra, a quien teníamos todos que humillarnos a sus pies y besar su mano". Calfucurá, al enterarse de la carta, "estrechaba en sus brazos el retrato del Señor Ilustrísimo y nos pasó en seguida a todos sus hijos, y fue saludado por todos los caciques y capitanes y demás tribus, que se hallaban en gran número, no quedando uno de aquella reunión que pasase sin tenerlo en manos y besar su mano,...
Página 258 - Hicieron fila adelante. Se vinieron en tropel Haciendo temblar la tierra — No soy manco pa la guerra, Pero tuve mi jabón, Pues iba en un redomón Que había boliao en la sierra.
Página 259 - Allí quedó de mojón Y en su caballo salté, De la Indiada disparé, Pues si me alcanza me mata — Y al fin me les escapé Con el hilo en una pata.
Página 355 - VE quiere avanzar hasta cierta altura, tomando posesión del suelo, fijándose permanentemente en algunos puntos ; yo pienso que se debe avanzar hasta los últimos confines habitados por los indios, en Salinas y territorio Ranquelino, no por fuertes fijos, sino por fuertes ambulantes, movibles como los enemigos que se combaten. Comprendo que, en las montañas, en los países escabrosos, con pasos y caminos precisos, se haga la guerra de posiciones ; pero no en llanuras sin limites, que no presentan...
Página 257 - Y golpiándose en la boca Hicieron fila adelante. Se vinieron en tropel Haciendo temblar la tierra, No soy manco pa la guerra Pero...
Página 38 - ... tantos pies batida y golpeada; lleno el aire de estruendo se oscurece con la gran polvareda levantada, que en ancho remolino al cielo sube, cual ciega niebla espesa o parda nube.
Página 258 - Tendido en el costillar Cimbrando por sobre el brazo Una lanza como un lazo Me atropeyó dando gritos — Si me descuido.

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